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Estrictamente hablando, el Jenui 94 no se celebró. Lo que se
celebraron fueron las II Jornadas sobre innovación docente en las
enseñanzas técnicas universitarias. Aprovechando este
acontecimiento, Pedro Blesa creó dentro de estas jornadas un
área de informática para discutir asuntos
específicos de nuestras titulaciones. Este área aparte es el
progenitor de las Jenui.
El plan de tabajo de esta primera "Jenui" consistió en asistir a primera hora a las sesiones plenarias de las jornadas sobre innovación y después reunirse los inscritos en el área de informática para participar en conferencias y mesas redondas específicas de informática. Estas sesiones propias se hicieron en un gran salón de actos que hizo que las 41 personas inscritas parecieran muy pocas. A pesar de ello, las conferencias y mesas redondas dieron lugar a animadas discusiones que fueron muy útiles para todos los asistentes. Se habló de las expectativas que tenían los empleadores de los licenciados e ingenieros, de planes de estudio y muchos otros temas.
De entre las sesiones plenarias, organizadas por las Jornadas de Innovación, la primera conferencia dió mucho juego. Fue dada por el Secretario de Estado de Universidades de entonces. Pronunció muchas frases controvertidas, pero una llegó al alma de los asistentes: comparó a la universidad con una fábrica de botijos y dijo claramente a los profesores asistentes que si no se obtenía un 70% de botijos a partir del material original, entonces no estaban haciendo bien su trabajo. Fue una conferencia que dio lugar a un sinfín de comentarios sobre la (pobre) opinión que merecía a la concurrencia el Señor Secretario de Estado.
En este primer contacto, ya se respiró el buen ambiente de ediciones posteriores. Estaba claro que la experiencia había que repetirla y Pere Botella, Decano de la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Cataluña se ofreció a organizar la sesión del 95.
El Jenui del 95 fue el primer Jenui propiamente dicho. Por un lado fueron
unas jornadas independientes de otras y por otro recibió por primera
vez el nombre de Jenui --que en esta
ocasión significó Jornadas Sobre la Enseñanza
Universitaria de la Informática--. Fueron organizadas por Rafael
Camps y tuvieron lugar en la bella Sitges, en un hotel muy cercano a su
precioso paseo y su playa.
En esta edición participaron 47 personas, incluyendo a los dos conferenciantes y participantes de las cuatro mesas redondas programadas. Otra vez los debates fueron intensos e interesantes para todos. Otra vez se habló de las perspectivas profesionales del informático y también, entre otros temas, se habló de los proyectos final de carrera. Un recuerdo es la del participante de una mesa redonda que se quejó amargamente más de una vez, ante el asombro de muchos, que no enseñáramos RPG III (¿o era RPG II?) a nuestros alumnos porque era lo que reclamaba la industria. Otra pequeña anécdota fue la del moderador de una mesa redonda, que habló mucho más en su presentación de la mesa que los cuatro ponentes juntos después.
En fín, otra vez un ambiente maravilloso, y unanimidad entre los asistentes que el año siguiente había que repetir las jornadas. Lo último que se debatió fue dónde debía celebrarse el Jenui 96. Dado que muchos de los asistentes tenían cargos directivos en sus esculeas y facultades se propuso celebrar el Jenui en Murcia aprovechando la Conferencia del Consejo de Decanos que iba a tener lugar allí. Otra propuesta fue hacerla en Palma de Mallorca. Se quedó que ya se decidiría y aquí empezó el problema que aquejó a las Jornadas durante cinco años: cuando hay una decisión que tomar, debe haber alguien responsable de tomarla. Y al no haber responsable, no hubo un Jenui 96.
Las Jenui parecían una buena idea que había muerto casi antes
de empezar, cuando, a finales de 1996 o principios de 1997, llegó a
los asistentes de Jornadas anteriores un correo electrónico de
Edmundo Tovar indicando que se iba a responsabilizar (o le había
caído la china) de organizar las Jenui 97 y solicitando ideas y
aportaciones para relanzar las Jornadas. A partir de las respuestas
recibidas, se llevaron a cabo varios cambios respecto a las dos ediciones
anteriores. Fue el primer Jenui con web
propia (que, asombrosamente, aún está activa).
Además de la conferencia y las mesas redondas se iban a aceptar
ponencias y organizar paneles en donde los presentes podían
presentar sus trabajos e intercambiar experiencias. Este modelo es el que
se ha seguido usando hasta el presente.
Es de notar que estas Jornadas, y todas las que le siguieron hasta el Jenui 2001, se organizaron en un plazo muy breve. Desde el momento en que los organizadores empezaban a trabajar hasta la celebración de las jornadas pasaban alrededor de seis meses. Visto desde la perspectiva que dan los años, es casi milagroso que se pudiera organizar acontecimientos de la calidad que tuvieron en tan poco tiempo. Para poder hacerlo así el proceso de selección de ponencias era un tanto rudimentario: los que querían presentar una ponencia enviaban un breve resumen (a veces tan sólo un párrafo) y los responsables de cada área con tan magra información elegían las ponencias que se iban a presentar. Un mes antes de la celebración de las Jornadas se presentaba la versión final de la ponencia justo a tiempo para enviar a imprimir las actas.
Las Jornadas tuvieron lugar en las salas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en la calle Serrano. Un edificio con un gran salón de actos para las sesiones plenarias y encantadoras salas antiguas forradas de madera para los paneles. La participación fue muy elevada, aprovechando las muchísimas universidades tanto públicas como privadas que hay en Madrid. Se presentaron 62 ponencias de 24 universidades, pero debieron de asistir más de un centenar de personas.
Los paneles se dividieron en 5 áreas: Matemáticas y Física en Informática; Ingeniería del Software; Inteligencia Artificial e Ingeniería del Conocimiento; Programación; y Arquitectura. Los paneles a veces consistieron en presentaciones formales y otras en discusiones informales que acabaron en las terrazas de los alrededores sobre una cerveza.
En la casi ya acostumbrada mesa redonda sobre el punto de vista empresarial en la formación del informático se vió que la industria había cambiado mucho en dos años: ya no solicitaban que enseñáramos RPG II (¿o era RPG III?); ahora el lenguaje imprescindible era Java. Hubo algún asistente que ya casi se lo tomó a chacota.
Fue bonito ver resucitar al Jenui y la esperanza era volvernos a ver en el 98, en donde fuera.
A principios de 1998 llegó puntualmente la información para empezar a
organizar el Jenui 98, que iba a tener lugar en Sant Julià de Lòria,
Andorra. Esta edición del Jenui la organizarían conjuntamente la Escuela
de Ingeniería La Salle, de la Universitat Ramon Llull y la Escola
d'Informàtica de la Universitat d'Andorra, es decir, el Jenui de volvía
internacional, aunque fuera un poquito. Los organizadores fueron Miquel
Nicolau por la Escuela de Ingeniería La Salle, y Ferràn Virgós por la
Universitat d'Andorra.La organización fue magnífica desde el primer momento. La página web era funcional y atractiva; se organizaron las áreas temáticas y se eligieron a los responsables; a cada responsable se le adjudicó un ayudante de la escuela de informática de Andorra como ayuda general y sobre todo para poder resolver asuntos locales de organización; se diseñó un libro de actas que, aunque el formato de interno páginas es distinto, el formato externo es casi idéntico al usado hoy en día.
El modelo fue el mismo que en el Jenui '97, con mesas redondas, conferencias, pero haciendo ya más énfasis en las ponencias. Se organizaron 7 áreas: Arquitectura de computadores, Innovación docente, Ingeniería del software, Programación, Inteligencia artificial, Informática teórica y matemáticas, y TI y Gestión Empresarial. Se aceptaron 78 ponencias de 19 universidades.
La experiencia en Andorra fue maravillosa. El paisaje era espléndido, el centro de convenciones de Sant Julià, donde se celebraron las Jornadas, excelentemente acondicionado, la organización magnífica. Las conferencias y mesas redondas fueron ineresantes y la calidad de las ponencias, mejor que la del año anterior. Todos estaban de acuerdo que esta edición de las Jenui constituían un gran salto de calidad respecto a las anteriores, un salto que había que mantener.
Durante la cena de gala (primera cena de gala de la historia de las jornadas), se empezó a tentar a diferentes asistentes para que organizara las del años siguiente, e incluso se mencionó la conveniencia de que se creara una asociación a partir de la experiencia de las Jornadas. No sólo fue la primera cena de gala, sino que tras la cena se inició una costumbre que sigue hasta hoy: ir de copas.
La buena organización no terminó con la celebración de las Jornadas, sino que tras ellas los responsables de área escribieron unas reflexiones para que sirvieran para la mejora del Jenui 99. Jenui 99, que no se sabía aún donde iba a celebrarse, pero eso ya se reolvería... Y casi no se resolvió
Llegó Enero del 99, Febrero, princicios de Marzo, y ninguna noticia
del Jenui. Entre los implicados en organizaciones
anteriores había preocupación, pero no mucha idea de
cómo resolver este problema. Por fin, a finales de Marzo, Edmundo
Tovar envió un mensaje indicando que la Escuela Politécnica
La Almunia, que habían participado mucho en las Jenui anteriores, se
ofrecía para organizar el Jenui 99. Naturalmente, se aceptó la
oferta. Debido a la falta de tiempo, el Jenui 99 no pudo organizarse en Junio-Julio como las dos últimas ediciones, ni en Septiembre, como las dos primeras. Tuvo que celebrarse a finales de Octubre. Tuvo que hacerse todo deprisa y corriendo, en tan sólo siete meses (y con el verano de por medio). Teniendo en cuenta todos estos inconvenientes, hay que estar enormemente agrdecidos al organizador, Antonio Ortega, y a la Escuela Politécnica la Almunia, primero por volver a salvar al Jenui del borde del abismo, y segundo por celebrar unas Jornadas muy aceptables.
Se presentaron 64 ponencias de 21 universidades, en 9 áreas: las mismas que en el Jenui 98 más Informática industrial y Telemática, aparte de las conferencias y mesas redondas. Una de las conferencias fue muy interesante aunque se salía de lo que es la Enseñanza Universitaria de la Informática. La Escuela había participado en el diseño y construcción de ciertos componentes del barco que representó a España en el Desafío Copa América de aquel año y nos mostraron, con orgullo, su contribución y lo que era una regata de la Copa América.
La última conferencia del primer día, justo antes de la cena de Gala fue muy polémica. Se defendía la creación del Colegio de Licenciados e Ingenieros en Informática. El hecho de que defendían la creación de un Colegio que consideaba intrusos o que pretendía echar de la profesión a la mayoría de los asistentes no les hizo muy simpáticos a la concurrencia.
El susto de casi no organizar el Jenui 99 hizo que los que se habían responsabilizado de organizar los Jenui en el pasado se pusieran las pilas y se reunieran para crear una asociación para, entre otras cosas, velar por el mantenimiento del Jenui. En esa reunión estuvieron Pedro Blesa, Edmundo Tovar, Rosa Ma. Badía, Ferràn Virgós, Antonio Ortega y otros. Se trazó el camino para crear una asociación nacional de profesores en informática y se discutieron los primeros pasos. El objetivo era tener la asociación en marcha para el próximo Jenui que se iba a celebrar en Alcalá de Henares o Palma de Mallorca... ya se decidiría.
El Jenui 2000 no estuvo nunca realmente en peligro: había dos
candidaturas y el firme propósito de organizarlo. Pero seguía
sin haber la persona o grupo responsable de tomar la decisión. Al
final Ferràn Virgós sugirió, con su habitual
genialidad, que ya que había dos candidaturas se otorgara la
organización tanto del Jenui 2000 como del 2001. De esta manera los
del Jenui 2001 tendrían un año entero para organizar las
jornadas, habría más tiempo para decidir el Jenui 2002 y
saldríamos al fin de este ciclo frenético de otorgar en
Enero, Febrero o incluso Marzo la organización de unas Jornadas cada
vez más grandes y complejas. Se decidió que el Jenui 2000 se
hicierá en Alcalá de Henares, organizado por Rosalía Peña, y
el Jenui 2001 en Palma de Mallorca.
Esta fue la última edición que la aceptación de ponencias se hacía por el responsable del área a partir de un breve resumen y la ponencia completa se enviaba en el último momento a punto de entrar en la publicación de las actas. El Jenui decididamente se había establecido como una conferencia puntera: Se presentaron 90 ponencias de 25 universidades. La actividad durante los dos días de las jornadas fue muy elevada. Y no sólo fue en el terreno científico, sino también en el cultural: hubo una visita guiada a la preciosa ciudad de Alcalá que encantó a todos.
Durante todo el año se había ido forjando la Asociación, que ya tenía el nombre de AENUI, se habían ido redactando los estatutos y se acabaron de detallar los últimos flecos durante las Jornadas. Durante la cena de gala se firmó el documento de creación de la Asociación. Después hubo casi un año de papeleos (las cosas de palacio van despacio) hasta que estuvo registrada, pero eso es otra historia.
EL Jenui 2000 mostró la modurez de las Jornadas, tanto a nivel de organización, con el buen trabajo de Rosalía Peña y su equipo, como de calidad de las ponencias, conferencias y mesas redondas. La última 'conferencia' fue la presentación del Jenui 2001.
Al tener un año para poder preparar las jornadas, el Jenui 2001
presentó diferencias significativas con las ediciones anteriores.
Diferencias que además cada vez eran más necesarias debido a
la importancia y tamaño que estaban cogiendo las Jornadas. La primera
diferencia fue que el Jenui pasó a durar tres días.
Claramente dos días se estaban quedando cortas ya que obligaba a
tener muchas sesiones en paralelo, lo que impedía el poder asistir a
todo lo que uno consideraba interesante. Además de las ponencias,
aparecieron las demos (que más tarde pasaron a llamarse
recursos docentes) y las tertulias, que debido a su poco éxito
no se volvieron a repetir. Las actas cogieron el formato que siguen
teniendo hoy en día (y que se usa incluso en otros congresos).
En cuanto a la selección de ponencias, se empezó con el procedimiento que, mejorado, sigue usándose hoy en día. Se creó un cuerpo de revisores. Las ponencias completas se enviaban directamente a la organización que las asignaba a tres revisores. Las evaluaciones se enviaban después al comité de programa que decidió cuales se aceptaban a las Jornadas. Las demos, como era la primera vez que se hacía y no se presentaron un número excesivo, se aceptaron todas. En total se aceptaron 72 ponencias, 24 demos y 3 tertulias de 31 universidades.
Al centralizarse la recogida y revisión de ponencias, el concepto de área cambió. No hubo áreas preestablecidas y se agruparon las ponencias aceptadas en áreas creadas a posteriori. A sugerencia de Miguel Valero se crearon los temas estratégicos, que después tuvieron continuidad en Jenui posteriores. Los dos temas de este Jenui fueron ¿Cómo enseñamos memoria cache en nuestros planes de estudio? y La evaluación de la calidad en la enseñanza universitaria de la informática.
El Jenui empezó con un problema absolutamente inesperado: la lluvia. ¡Lluvia en Mallorca el 16 de Julio! El agradable paseo de unos 500m hasta el comedor dejó de ser agradable. Por suerte la universidad prestó su microbus que fue haciendo (muchos) viajes para trasladar al centenar de personas hasta el comedor. Fue lento, pero se llegó seco.
Quizá el punto más importante del Jenui 2001 fue la primera 'asamblea' de AENUI. No fue una asamblea en todo el sentido de la palabra, ya que la Asociación aún no tenía más socios que los 10 fundadores. Fue más bien una reunión informativa en la que se informó a los asistentes de la existencia y objetivos de la Asociación y se les invitaba a ser miembros. Se constituyó una comisión gestora que velaría de AENUI hasta la primera asamblea 'de verdad'. Pedro Blesa fue elegido presidente de la comisión.
El Jenui 2002 tuvo lugar en la preciosa ciudad de Cáceres,
organizado por la Universidad de Extremadura y con un comité
organizador numeroso, pero donde se podría destacar como cabezas a
Alberto Gómez Mancha, Adolfo Lozano y Fernando Sánchez
Figueroa. La organización fue impecable. Las jornadas tuvieron lugar
en el antiguo Monasterio de San Francisco, convertido en complejo cultural.
Sus paredes del siglo XV dieron un ambiente precioso a todas las sesiones.
Y el tener la residencia al otro lado de la calle, hizo muy fácil
los traslados por la mañana y a la hora de comer. Y la visita
guíada al centro histórico con el 'vino español' al final en el parador,
fue inolvidable.
El comité de programa lo encabezó Rosalía Peña. Hicieron una gran labor y mejoraron el proceso de selección que se había empezado el año anterior. Se presentaron nada menos que 140 trabajos de los cuales se escogieron 72 ponencias y 8 demos de 27 universidades. Además de las ponencias tuvieron lugar las mesas redondas y conferencias. Bolonia y la conversión al EEES, que ya había empezado a tocarse en el Jenui 2001 empezó a convertirse en el tema estrella del Jenui (y tal como va todo, lo será por muchos años...).
En Cáceres tuvo lugar la primera asamblea del Jenui y fue elegido su primer Coordinador que no podía ser otro que Pedro Blesa, que posteriormente eligió a Rosa Ma. Badía y Francisco Ruiz como sus vice-coordinadores. También se aprobó el reglamento interno de la Asociación. Finalmente, la Universidad de Cádiz se presentó como organizador del Jenui 2003.
El Jenui 2003 tuvo lugar en
la Tacita de Plata, la bella Cádiz, organizado por el Dto. de
Lenguajes y Sistemas, con Francisco Palomo como presidente y Antonia Estero
y Juan José Dominguez como Coordinadores. Una de las grandes novedades de
este Jenui fue que gracias al trabajo del comité de programa, y en
particular de Cristóbal Pareja, las actas fueron publicadas por la
editorial Thomson. Otra de las grandes novedades es que la conferencia
inaugural fue dada por una figura de renombre mundial, J. Strother Moore,
uno de los pioneros del razonamiento automático. Estas dos novedades se
han ido manteniendo en Jenui sucesivos, mostrando el gran nivel que han
llegado a tener las Jornadas desde sus humildes y azarosos principios. En
la web de las jornadas se pueden ver algunas fotos.
Se presentaron 120 trabajos entre ponencias y demos de 37 universidades, dos de ellas cubanas, una alemana y otra checa. Al final se aceptaron 87 trabajos de 33 universidades. Hubo también dos grandes conferencias: la inaugural de JS Moore y la final de Miguel Valero y de la cual se hablará más adelante. También hubo una mesa redonda sobre educar/formar profesionales informáticos, moderada por Luis Fernández Muñoz de la UPM. Uno de los ponentes en la mesa redonda era José Antonio Martínez Ruiz, decano del Colegio Oficial de Ingenieros en Informática del País Vasco. Este hombre había participado ya en un Jenui anterior: en la polémica conferencia del Jenui'99. No se dejó la polémica en casa. En un momento dijo que era intolerable (o quizá algo más fuerte) que hubiera facultades de informática con decanos que no eran licenciados o ingenieros en informática. A su lado se sentaba Jesús García Molina, decano de la Facultad de Informática de Murcia, y que no era licenciado ni ingeniero en informática y que, amablemente, sólo puso cara de circunstancias.
Como siempre no sólo hubo presentaciones y reuniones. La copa de bienvenida y la cena de gala fueron momentos muy agradables para hablar distendidamente sobre los problemas docentes a la vera del mar. También hubo una visita a la ciudad, muy informativa, aunque la guía tuvo sus problemas para explicar en inglés a JS Moore y su mujer exactamente qué es lo que era una chirigota...
La última conferencia la dio Miguel Valero. El nombre de la misma, "¿Qué tienen que ver los créditos ECTS con el Tour de Francia?" tenía a todo el mundo intrigado. Fue posiblemente la mejor conferencia que se ha dado en las Jenui, y dejó una impresión duradera en todos los asistentes. Aunque no es lo mismo que asistir a ella, están disponibles las transparencias de la conferencia. Y con este gran final y un aperitivo se puso fin las Jenui 2003.
Las Jenui
2004 tuvieron lugar en Alicante. Adjudicándoles la X
edición de las Jornadas se hacía una cierta justicia a una
Universidad que había participado muchísimo en las ediciones
anteriores y en particular a Faraón Llorens uno de los personajes
más importantes de las jornadas. Digo que se hacía justicia,
porque habían solicitado la organización más de una
vez y por un motivo u otro nunca lo habían conseguido. Aprovechando
la X edición, los organizadores hicieron una pequeña
exposición de la historia del Jenui con pósteres, libros de actas y
otros objetos. También crearon un CD con todas las ponencias delas
Jenui anteriores que se pudieron encontrar.
El comité de programa, presidido por Cristóbal Pareja, tuvo la difícil tarea de elegir entre 118 ponencias de 32 universidades. Al final se escogieron 56 ponencias y 6 recursos docentes (nuevo nombre de las antiguas demos). A esto se añadieron dos conferencias y una mesa redonda.
La conferencia inaugural la dio nada menos que Bertrand Meyer, creador de Eiffel y 'heredero' de la cátedra de Niklaus Wirth en el ETH de Zurich. Dio una conferencia muy interesante titulada Touch of class: teaching introductory programming outside-in sobre como darle la vuelta a la enseñanza de la programación y empezar por programas que realizan cosas complejas pero simples de escribir a base de funciones ya implementadas y poco a poco ir entrando a las tripas y detalles del programa. La otra conferencia la dio Josep Casanovas presentando y explicando el libro blanco de la Ingeniería informática.
El agradable campus de la Universidad, el coquetón edificio donde se celebraron las Jornadas con su bonito claustro, la amabilidad de los anfitriones y sobre todo el inigualable ambiente nocturno de Alicante, hicieron de este Jenui uno muy especial, como se puede ver en las fotos.
El Jenui 2005,
último de este breve recordatorio, es celebró otra vez en
Madrid, esta vez organizado por la Universidad Europea de Madrid, con
Juanjo Escribano y Luis Fernández Sanz liderando el comité
organizador. Una novedad importante fue la celebración el
día anterior al inicio de las Jornadas, de un taller previo,
organizado por AENUI y la UEM, que impartió Miguel Valero,
explicando con su lucidez y buen hacer habitual, cómo adaptar las
asignaturas al EEES. Fue un taller concurrido, con mucha acción y
mucho debate y donde todos aprendieron mucho.
Siguiendo con el altísimo nivel de las conferencias inaugurales, el de esta edición fue impartida por Ian Sommerville, de la Universidad de Lancaster, con el título de Construction by configuration; A new challenge for software engineering education. Explicó que el mundo del software ha cambiado mucho en los últimos años, mientras que la forma de enseñarlo, no. Hoy en día se programa poco desde cero con lenguajes como C o Java y lo que se hace es programar y configurar programas ya existentes que ni siquiera tienen una especificación clara. Anunció que iban a hacer un experimento en su universidad de usar Excel como "lenguaje de programación" de primero. Una conferencia interesante e intrigante. En esta ocasión hubo dos mesas redondas, una sobre los nuevos planes de estudio en informática y cómo se iba desarrollando el (tal y como va, interminable) proceso de adaptación al EEES, y la otra titulada "¿Qué espera el mercado laboral y qué ofrece a los titulados en informática?" moderada por Luis Fernández Sanz, gran especialista en el asunto.
Se presentaron 57 ponencias y 8 recursos docentes de 31 universidades. Fueron ponencias en general de muy alto nivel. Algunas muy divertidas e interesantes como Alumno Rupérez, ¡está ud. despedido! presentado por Ray Fernández, u otros con presentación poco convencional, pero muy interesante como Áncora: Aprendizaje organizado por tareas presentado por Pau Bofill, que convirtió el turno de preguntas en un turno en el que él nos preguntaba a nosotros y no al revés.
La excursión por Madrid (en autobús, no era cuestión de morir deshidratados en el horno que fue Madrid esos días) y el pincho de bienvenida en el restaurante que había sido Palacio de Godoy, con unos jardines maravillosos, fueron muy agradables con conversaciones interesantes. Y por las noches acabó quién quiso sobre unas cervezas o copas. Hay fotos disponibles en la página web de las jornadas
Este y todos los Jenui fueron experiencias inolvidables, enriquecedoras y que cambiaron la visión sobre la educación universitaria a todos los asistentes. Esperemos que tengan una larga vida.
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